lunes, 16 de noviembre de 2015

FORMACIÓN DEL SISTEMA TERAPÉUTICO



Unión y acomodamiento
El acomodamiento se utiliza cuando se pone el acento sobre las adaptaciones del terapeuta tendientes a lograr la alianza. Para aliase a un sistema familiar, el terapeuta debe aceptar la organización y estilo de familia y fundirse con ellos.
El terapeuta debe seguir su camino de la comunicación, descubriendo  cuáles son los que están abiertos, cuales son los que están parcialmente cerrados y cuales enteramente bloqueados. Cuando traspasa los umbrales familiares, debe estar alerta ante los mecanismos de estabilidad del sistema.
Del mismo modo que el terapeuta se acomoda para unirse a la familia,  la familia también debe acomodarse para unirse a él.
Todo aquél que emprende una terapia familiar se ve constantemente impresionado por la enorme dificultad que existe para transformar un sistema familiar. La familia se modifica solamente si el terapeuta ha logrado incorporarse al sistema de un modo sintónico a éste. Debe acomodarse a la familia e intervenir de un modo que la familia pueda aceptar.
En efecto la terapia es calibrada en dos escalas temporales diferentes. El progreso de la familia hacia las metas terapéuticas se evalúa como los movimientos a lo largo de periodos de tiempo prolongados. La unión y el enfrentamiento de los problemas inmediatos se evalúan como intercambios específicos que se producen en una sesión particular. Es posible que las técnicas de unión no siempre dirijan a la familia en la dirección de los objetos terapéuticos, pero son exitosas en la medida en que garanticen el retorno de la familia a la sesión siguiente.
·         Mantenimiento
El mantenimiento se relaciona con la técnica de acomodación de proporcionar un apoyo programado a la estructura familiar, tal como el terapeuta la percibe y analiza. El sistema  puede ser mantenido en todos los niveles, desde la estructura familiar como un todo hasta las características de los miembros individuales.

El terapeuta apoya los subsistemas familiares cuando alienta a los conyugues a apoyarse mutuamente al encarar el subsistema adolescentes. También puede apoyar un subgrupo adolescente en un subsistema fraterno amplio, recomendado a los hijos menores que no concurran a determinadas sesiones o proporcionándoles juguetes apacibles para que jueguen con ellos mientras habla con los demás.

·         Rastreo
El rastreo constituye otra técnica de acomodación.
El terapeuta sigue el contenido de las comunicaciones y de la conducta de la familia y los alienta para que continúen.
El terapeuta no cuestiona lo que se dice. Se ubica a sí mismo como una parte interesada.
El rastreo fortalece a los miembros de la familia al estimular la información. El terapeuta no inicia una acción: él conduce siguiendo. Convalida a la familia tal como es, estimulando y aceptando sus comunicaciones.

·         Mimetismo
El mimetismo es una operación humana universal. Una madre que alimenta a su bebé con una cuchara comienza por abrir su propia boca mientras intenta que el bebé abra la suya. Una persona que habla a un tartamudo disminuye la fluidez de su habla y puede comenzar a tartamudear. El amplio efecto del mimetismo se demuestra por la tendencia de los niños adoptados a parecerse a sus padres adoptivos.

El terapeuta se asemeja a los miembros de la familia en todos los rasgos universales de la comunicación humana. Por lo tanto, se platearán situaciones en las que tienen experiencias comunes.
Los procesos de acomodación y restructuración  están entrelazados; la separación de ambos constituye un recurso pedagógico. Pero sólo cuando los procesos de acomodación, que incorporan la humanidad y la capacidad artística del encuentro terapéutico, son diferenciados, es posible estudiarlos y enseñarlos. El terapeuta, entonces, puede analizar su capacidad para acomodarse, de tal modo que aumente sus límites efectivos y desarrolle sus capacidades.

Diagnostico

En terapia familiar, el diagnóstico es loa hipótesis de trabajo que el terapeuta desarrolla a partir de sus experiencias y observaciones relacionadas con su proceso de unión con la familia.

Un diagnóstico familiar, por su parte, requiere la comunicación del terapeuta a la familia para formar un sistema terapéutico seguido por su evaluación de sus experiencias de la interacción de la familia en el presente. 

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